Amy con su esposo Carl en las habitaciones no dejaban de sorprenderse ante el lujo y la soberbia del barco que los abrigaba con la luz sobria de los candiles. ‒El café se llama Parisienne, se encuentra en la cubierta B, al lado del restaurante A la Carte. ¿Podríamos ir un rato? ‒Ya tendremos tiempo para disfrutar. Yo estoy agotado, estos días han sido demasiado agitados con el trabajo y los niños. Mañana. ‒Está bien. Me ocuparé en quitar la ropa de la maleta. ‒¿Es que no puedes quedarte…