"Según corría el tren mis poros iban transpirando la leve paz de la Naturaleza. En seguida me sentí mejor. Desfilaban los prados verdes, los caseríos blancos, los bosques por delante de los ojos. Aquello era lo que yo necesitaba. Paz, paz, paz entrándome sin límites por todos los sentidos, traspasando en oleadas la superficie de mi piel." La sombra del ciprés es alargada, Miguel Delibes